Si te proponen catar cavas de la calidad de Gramona, no tienes otra opción que rebotar de la silla y acudir cual hipnotizado a esta cita, que de antemano sabes que te va a encantar.
Organizado por Asuval, Asociación de Sumilleres de Valdepeñas, el pasado 1 de febrero asistimos a un recorrido por los principales cavas de la bodega Gramona. El marco inmejorable, el Museo del Vino de Valdepeñas, y como maestro de ceremonia Antoni Pérez, su director comercial, que empezó hablándonos de la elaboración y los principios que aplica la bodega para lograr su seña de identidad. En resumen, podríamos decir que Gramona apuesta por una cuidad calidad de la materia prima y crianzas prolongadas, más allá de los nueve meses mínimos. Sorprendéntemente nos encontramos con mucha fruta y juventud, además de los aportes de las levaduras, en vinos con más de tres años de su cosecha.

Cata de cavas Gramona
Iniciamos la cata con La Cuvee Reserva 2013, el más joven de ellos, ligero y fresco, pero bien estructurado. A partir de aquí fuimos bajando en el tiempo, con dos rosados de 2012, uno con un vivo color rosa, Rosé Gran Reserva 2012 y otro que difícilmente en vista podría catalogarse de rosado, pero que en nariz era un festival de fruta roja, propia de su Pinot Noir, Argent Rosé Gran Reserva 2012. El siguiente salto nos llevó a las cosechas del 2011 con Argent Blanc Gran Reserva 2011 e Imperial Gran Reserva 2011, ambos con la complejidad propia de la crianza, pero con claros matices de fruta y buena acidez. Los dos últimos buques que atracaron en nuestro paladar fueron III Lustros Gran Reserva 2009 y Celler Batlle Gran Reserva 2006, complejos, elegantes, vivos, prolongados y algún que otro calificativo que no apunté, por pasar del modo cata, al modo éxtasis.
No quiero despedir estas líneas sin agradecer a Asuval la organización de eventos de estas características y especialmente a José Carlos, de Chato Grato, por tener el detalle de acordarse de nosotros a la hora de convocar actividades que huelen y saben tan bien.