Llegamos justos, pero llegamos, a la III Ruta de los Pucheros celebrada en Puertollano. Solo una mediodía pudimos degustar los platos de cuchara que nos ofrecieron nuestros hosteleros, pero nos sirvió para poder valorarla.
A veces disfrutamos de novedosas elaboraciones vanguardistas, otras las sufrimos, pues nos resultan hasta complicadas de comer, pero con la llegada del otoño, pensar que acompañando un vino nos puede venir un delicioso arroz caldoso, es algo que nos gusta y reconforta. Este año no hemos podido hacer la ruta completa, pero hemos disfrutado bastante de las propuestas que hemos probado.
Empezamos con una caldereta marinera, muy sabrosa, con bastante «fundamento», es decir, completita de gambas, mejillones y otros tropezones, que hacían un caldo delicioso. La siguiente fue un estofado de ciervo, con un rico sabor, el caldito espeso y la patata cocida en su punto. Continuamos con unas alubias estofadas, servidas en el plato de la vajilla de Javier Mariscal, con su chorizo, textura mantecosa y sabor a tradición. El punto de cocina fusión lo encontramos en unas albóndigas de ternera con crujiente de jamón y salsa de sepia, arriesgada combinación, que resultó exquisita, con mucha intensidad y sorprendente equilibrio de sabores. Finalmente probamos un Ragú de Ternera, que perfectamente podría deleitar a cualquier francés y a nosotros, por supuesto.
Nos hubiese gustado que esta ruta se hubiese extendido algunos días más, pues iniciativas de este tipo, aportan interés y cultura gastronómica a la ciudad, además el comedido precio de 1,5 € por tapa, hacen atractiva pedirla y disfrutarla. Nosotros nos llevamos un buen sabor de boca y estamos deseando que se organice la cuarta edición e hincar la cuchara en cada puchero que nos propongan.